La rosácea es una enfermedad crónica muy frecuente en nuestro medio. Rojez facial, episodios de calor, dilatación de los vasos faciales y a veces pústulas son sus síntomas más frecuentes. No obstante es posible tratarla satisfactoriamente a veces simplemente con cremas cosméticas, medicamentos o terapias físicas con fuentes de luz.